domingo, 20 de marzo de 2011

ENFERMEDADES REUMÁTICAS

El término de enfermedades reumáticas -o el aún más común y simple de reumas- es con el que se ha definido siempre a toda una serie de procesos patológicos que afectan predominantemente a las estructuras del aparato locomotor y que cursan con dolor, deformidad e impotencia funcional. 

Hasta hace pocos años era harto difícil precisar con exactitud el concepto de reumatismo, pues su significado era bastante vago y servía para designar todos los procesos que afectaban de manera particular al aparato locomotor. Desde un punto de vista amplio, quedaban incluidas bajo esta denominación todas las afecciones del aparato locomotor y de los tejidos conjuntivos. Más estrictamente, el término se utilizaba para caracterizar ciertas afecciones articulares y periarticulares de etiología en muchas ocasiones oscuras y que daban lugar a una sintomatología predominantemente dolorosa. Desconocido -aún hoy por hoy- el agente etiológico causante de muchas de las afecciones englobadas bajo el término de reumatismo, y aunque nunca faltaron investigadores que dedicaron buena parte de su tiempo al estudio de algunas patologías concretas (ya Bouillaud describió en 1836 la conocida como "fiebre reumatoide"), nunca hasta hace pocos años ha habido una verdadera conciencia del problema ni especialistas en la materia. Generalmente, eran los traumatólogos los médicos encargados de conocer y tratar a los pacientes afectados por enfermedades reumáticas.

Afortunadamente, hoy en día, más concienciados los responsables de salud -posiblemente por la gran incidencia de las patologías reumatoides en el censo del absentismo laboral-, las Facultades de Medicina forman especialistas en Reumatología, se convocan congresos, se intercambian estudios y conocimientos y contamos en nuestros hospitales con expertos en esta materia. El gran problema es que ni Facultades ni Laboratorios -que siguen año tras año diciéndonos que "estas patologías no tienen cura"- conceden a un factor fundamental, cual es la alimentación, la menor importancia. Tanto los investigadores de instituciones estatales como los de la gran industria farmacéutica, a pesar de contar con referencias, estudios y teorías perfectamente argumentadas, como las de Menetrier, Kousmine, Burger o Fradin, y, muy principalmente, las del admirado profesor galo Jean Seignalet, y tener testimonios de innumerables pacientes cuyas patologías han remitido por completo u obtenido muy notables mejorías con una alimentación adecuada, obvian por completo todo cuanto esté relacionado con la misma y dedican sus esfuerzos a la consecución de nuevos fármacos o moléculas que, como nos vienen demostrando a lo largo de los años, no son otra cosa que simples paliativos que mantienen la enfermedad y al paciente consumiéndolos toda su vida. Y el gran negocio, claro...

Y como el "reuma" no distingue ni hace excepciones, y de la posibilidad de quedar afecto no se libra ni el lucero del alba en tanto no tengamos una perfecta conciencia de lo que comemos cada día, para dar fe de lo dicho a lo largo de estos artículos divulgativos, se hace necesario decir que el que esto suscribe ha sufrido en carne propia durante doce años una de las patologías descritas, concretamente, la Artritis Reumatoide. Y, para confirmar lo dicho en el párrafo precedente, que, a la fecha -enero de 2010-, llevo tres años curado de toda crisis y dolores gracias a la alimentación.


Enfermedades reumáticas
Las enfermedades reumáticas son unas afecciones generales del organismo, de naturaleza infecciosa o tóxico degenerativa, de curso crónico y progresivo casi siempre, que afectan al mesénquima y a sus derivaciones (ligamentos, tendones, cápsulas articulares, músculos, etc.), con localizaciones especiales en órganos incluso de importancia vital, como el corazón o el cerebro.

Por razón de que se conozca o no el agente etiológico causante se dividen en dos grupos:primarias, cuando el agente no es conocido, y secundarias, de causas conocidas. En el primer grupo, como patologías autoinmunes de carácter reumatológico, tenemos, principalmente, laArtritis Reumatoide y la Fiebre Reumática (aunque podríamos incluir la Espondilitis Anquilosante, Artritis Psoriásica, Artritis Reumatoide Juvenil, Lupus Eritematoso Sistémico, Esclerodermia, Dermatomiositis, Fascitis de Shulman, y muchas otras. Todas ellas las describimos o describiremos de forma individual). En el segundo grupo tendríamos los diferentes reumatismos causados por agentes infecciosos o tóxicos conocidos.


Enfermedades reumáticas secundarias
Las enfermedades reumáticas llamadas secundarias son debidas a agentes infecciosos o tóxicos conocidos, y pueden ser afecciones mono o pluriarticulares, e incluso generalizadas.Se pueden producir síndromes por localización del germen en la articulación (como la artritis gonocócica de la rodilla), pero en estos casos se habla más concretamente de Artritis. (En la artritis las articulaciones pueden estar afectadas por prácticamente todas las enfermedades infecciosas, además de por la tuberculosis y por la sífilis). En estas reumatoides secundarias pueden darse manifestaciones articulares muy parecidas a las de la Fiebre Reumática, pero se distingue por no existir migración y por la ineficacia del tratamiento salicílico. Pueden estar producidas por infecciones por neumococos, estafilococos, salmonellas, brucellas y meningococos. Una forma particular es la tuberculosa de Grocco-Poncet, de curso muy prolongado y sensible al tratamiento antituberculoso.

Artropatías crónicas y/o dolorosas pueden producirse también por intoxicaciones exógenas (plomo, mercurio, medicamentos como las penicilinas, etc.) y por causas metabólicas -endógenas- como en la porfiria, la alcaptonuria, cistinuria, toxicósis gravídica, etc. Bastante conocida es la que se presenta en la alteración del metabolismo de las purinas, o sea, la clásica gota. Precisamente de ésta puede derivarse artropatías tan características como la artrosis que, en su forma secundaria, ocasiona la degeneración de los cartílagos que revisten las extremidades óseas y activa una neoproducción que conducen a la pérdida de la motilidad articular.

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